
Hay marcas que no solo se diseñan, sino que se sienten. Que no buscan únicamente ser recordadas, sino acogidas. Mamushka Bakery & Afternoon Tea, creada por A.S. Strategy, Branding & Communication bajo la dirección de Antonia Skaraki, es una de esas marcas donde el diseño se convierte en lenguaje emocional. Un ejercicio de branding que combina sofisticación, ternura y simbolismo cultural en una misma experiencia.
El proyecto, premiado con el Gold Winner en Branding, Character Design y Packaging Design en los Indigo Design Awards 2025 y reconocido como Graphic Design of the Year, demuestra que el branding contemporáneo no es solo una cuestión estética, sino una forma de contar historias que conectan con las emociones más profundas.


En el corazón de esta marca se encuentra Mamushka, “la pequeña madre”. Un personaje inspirado en la icónica muñeca rusa Matryoshka, símbolo de familia, calidez y continuidad. En ella se condensan capas de historia, amor y tradición: cada muñeca dentro de otra representa generaciones que se protegen, sabores que se heredan, recuerdos que se cuidan.
La elección del nombre no es casual. En ruso, “mamushka” es un diminutivo afectuoso que evoca cercanía y protección. En el contexto de una bakery y salón de té en Bahréin, esta figura se convierte en una metáfora perfecta: la hospitalidad, el tiempo compartido, el placer pausado de una conversación alrededor de una taza de té. El branding no busca impresionar; busca abrazar.
Como explica el equipo de A.S. Strategy, la idea era construir una identidad que no hablara de producto, sino de sentimiento. El diseño debía transmitir el concepto de “refugio”: un lugar donde los sabores son recuerdos y la estética invita al sosiego.


El lenguaje visual de Mamushka es una obra de equilibrio. Logra ser lujoso sin ser pretencioso, cálido sin perder sofisticación. La paleta cromática parte de tonos beige y azul índigo, con un toque rojo en los labios del personaje principal. Esta combinación, aparentemente sencilla, esconde una intención precisa: el beige aporta serenidad y cercanía; el índigo simboliza introspección y profundidad; el rojo introduce energía y humanidad.
La tipografía es redondeada, amable y ligeramente geométrica. No intenta destacar, sino acompañar. Sus formas suaves y proporciones generosas evocan hospitalidad y cercanía. Cada letra parece tener un ritmo pausado, como el de una conversación tranquila en una tarde de té.
El conjunto gráfico se articula alrededor de un principio: la elegancia de lo cotidiano. En lugar de recurrir a efectos visuales o contrastes agresivos, el diseño respira equilibrio. Las formas se repiten como capas, al igual que en una Matryoshka, generando una sensación de profundidad simbólica que va más allá del simple logotipo.


El rostro de Mamushka es más que un icono visual: es la encarnación del espíritu de la marca. Su expresión es serena, maternal, casi mística. No es una caricatura ni un elemento decorativo; es una presencia silenciosa que acompaña. En un mercado saturado de marcas que gritan, Mamushka susurra.
El trazo de la ilustración combina precisión y calidez. Las líneas son suaves y redondeadas, sin rigidez. El uso del color rojo en los labios es el toque emocional que rompe la neutralidad cromática y añade un punto de humanidad. Es un detalle mínimo, pero con una fuerza simbólica enorme: el color de la vida, del afecto, del cuidado.
Esta figura aparece en distintos soportes —packaging, papelería, señalética— adaptándose con flexibilidad, pero sin perder su esencia. Es un ejemplo claro de cómo un personaje bien diseñado puede convertirse en el hilo conductor de toda una narrativa visual.


El packaging de Mamushka Bakery & Afternoon Tea no es un envoltorio; es una extensión de la experiencia sensorial. Cada caja, bolsa o estuche está pensado para provocar una emoción específica: placer, calma, nostalgia. La atención al detalle es total. Los materiales transmiten calidad sin ostentación. Las texturas son suaves, el tacto cálido, las proporciones equilibradas.
Las patrones y texturas varían sutilmente según el tipo de producto, pero siempre mantienen la coherencia estética. Las líneas curvas, inspiradas en los contornos de la muñeca Mamushka, se repiten en cintas, relieves y terminaciones. La gama de color —beige, azul, rojo— se adapta a cada soporte manteniendo la armonía general.
El resultado es un sistema de diseño versátil, reconocible y profundamente humano. Cada paquete parece una pequeña joya artesanal, algo que se entrega con afecto. En palabras de Skaraki, el objetivo era “diseñar una marca que se pudiera sentir con los ojos cerrados”.


El proyecto trasciende la identidad visual para adentrarse en el terreno del branding emocional. Mamushka no se dirige a un segmento de mercado; se dirige a un estado de ánimo. La experiencia que propone es casi ritual: abrir una caja, servir una taza, detener el tiempo. Todo comunica cuidado, ternura y placer estético.
Este enfoque responde a una tendencia clara del diseño contemporáneo: las marcas que conectan con los sentidos generan vínculos más duraderos. En un entorno donde la comunicación se acelera, Mamushka invita a lo contrario: a la pausa. A disfrutar del silencio entre sorbos y del diseño como parte de la vida cotidiana.


La comunicación verbal de la marca se construye sobre la misma filosofía que su identidad visual: cercanía y cortesía. El tono es amable, casi maternal. No hay grandes slogans ni promesas altisonantes; solo frases que invitan a disfrutar con calma. La marca no habla de sí misma, habla contigo.
En la estrategia de naming y mensajes, se prioriza el lenguaje emocional sobre el comercial. Las palabras son suaves, las estructuras simples. “Mamushka” no impone, acompaña. Esta coherencia entre voz y estética convierte cada punto de contacto en una extensión del mismo espíritu.


En un mercado donde la saturación visual es la norma, apostar por la sutileza se convierte en una estrategia valiente. La elegancia de Mamushka no reside en la ostentación, sino en la precisión. Cada elemento —color, tipografía, forma— cumple una función emocional concreta. Nada sobra, nada grita.
El resultado es una marca que se percibe auténtica, sofisticada y culturalmente relevante. En Bahréin, donde la mezcla entre tradición y modernidad define la identidad local, Mamushka logra equilibrar ambos mundos. Es cosmopolita sin perder calidez; es contemporánea sin perder alma.


El impacto del proyecto ha trascendido fronteras. En 2025, Mamushka Bakery & Afternoon Tea fue reconocida con el título de Graphic Design of the Year por los Indigo Design Awards, además de obtener Gold en Branding, Gold en Character Design y Gold en Packaging Design. También recibió premios en los Muse Awards, DNA Paris Design Awards y los Indie Awards.
Estos reconocimientos no solo celebran la calidad estética del proyecto, sino su coherencia conceptual. En palabras del jurado de Indigo, “es un ejemplo de cómo la simplicidad, la cultura y la emoción pueden coexistir en una marca perfectamente articulada”.

La fundadora de A.S. Strategy, Branding & Communication, Antonia Skaraki, ha consolidado una trayectoria donde el diseño se entiende como una forma de estrategia cultural. Sus proyectos se caracterizan por una narrativa visual que combina rigor conceptual y sensibilidad humana. En Mamushka, esta visión alcanza su punto más depurado.
Skaraki defiende una idea de branding que no parte del producto, sino de la emoción. Su trabajo propone marcas que cuentan historias, que invitan a reflexionar y que establecen lazos afectivos. Mamushka es un ejemplo perfecto de esta filosofía: un branding que no grita su identidad, sino que la susurra con elegancia.


El éxito de Mamushka Bakery & Afternoon Tea ofrece varias lecciones relevantes para la práctica del diseño y el branding:

Mamushka Bakery & Afternoon Tea no es solo un caso de éxito en branding, es una declaración sobre lo que el diseño puede ser: un acto de hospitalidad. Cada detalle, desde la tipografía hasta el color, transmite cuidado. Cada elemento visual es una invitación a detenerse, a disfrutar, a reconectar con lo esencial.
En tiempos dominados por la inmediatez y la comunicación efímera, proyectos como Mamushka recuerdan que el verdadero poder del diseño no está en lo que muestra, sino en lo que hace sentir. Porque el branding más valioso no es el que decora una marca, sino el que le da alma.
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